Mientras los hombres buenos no levanten la cabeza, sigan en el anonimato, sin alzar la voz para defender su casa, sus mujeres y todo, nada cambiará. Hay más hombres buenos y unos pocos haciendo daño, es necesario pararlos ya.

Paty Cervantes

Carlos Urquidi G.

Chihuahua, Chih.— A 22 años de que su vida cambiara radicalmente y convirtiera su inmenso dolor en activismo y poesía, hoy, falleció Patricia Cervantes, la madre, la buscadora, la luchadora incansable, la poetisa que en sus versos cifró el dolor no de una mujer, no de una madre, sino de muchas que viven el horror del feminicidio.

Paty dejó este mundo sin encontrar justicia para su hija, “soy Patricia Cervantes, la madre de Neyra Azucena. Mi hija, como muchas otras en Chihuahua, desapareció el 13 de mayo de 2003. Acudimos a las autoridades, creíamos que podían hacer algo por ella y por nosotros, sus familiares, quienes hemos entrado en una angustia permanente. Pronto nos dimos cuenta de que, como en el caso de otras mujeres, las autoridades no quieren o no pueden hacer nada. Nunca la buscaron”, declaró en 2009.

El martes 13 de mayo de 2003 la zozobra entró en casa de la familia Cervantes tras la desaparición de Neyra Azucena Cervantes, de apenas 19 años, al salir de la escuela en la capital de Chihuahua, dos meses después, el 14 de julio, tal zozobra se convirtió en dolor y en una brutal realidad; el cuerpo de Neyra Azucena fue encontrado en la Sierra de Nombre de Dios.

El feminicidio de Neyra Azucena no solo enlutó a una familia chihuahuense sino que puso en evidencia las fallas sistemáticas de impartición de justicia en Chihuahua pues para acallar las voces, el padrastro y el primo de Neyra fueron detenidos, torturados y acusados de su asesinato, el primero fue liberado días después y el segundo, tres años más tarde.

El feminicidio de la joven estudiante y la arbitraria detención de sus familiares llegó a niveles internacionales gracias a la fuerza demostrada por Paty Cervantes quien en ningún momento dejó de buscar justicia para su hija y para sus familiares.

Otro dato indignante es que cerca del cuerpo de Neyra Azucena se encontraron otros restos óseos que corresponderían a otra joven desaparecida ese mismo año y que las autoridades quisieron ocultar.

La lucha emprendida por Paty Cervantes, con su dolor a cuestas, logró que organismos defensores de las derechos humanos, tanto a nivel nacional como internacional pusieran sus ojos en México y presentaron quejas ante los gobiernos federal y estatal.

Más fuerza de una madre: en 2002, otras madres cuyas hijas asesinadas, formaron la organización civil ‘Justicia para nuestras hija’, en la que Paty encontró apoyo y una vía para no cejar en su justo reclamo de equidad.

Su voz creció y a unos meses del asesinato de su hija, en agosto, al rechazar la creación del Programa Integral de Seguridad Publica y oponerse a reconocer y sepultar la osamenta que la Procuraduría dijo que era su hija, fue víctima de una campaña de descalificaciones oficiales.

En 2009, sin la certeza de que los restos óseos correspondieran a su hija Neyra Azucena, Paty volvió a abandonar su hogar rumbo a la Ciudad de México para seguir exigiendo respuestas ante el expresidente Felipe Calderón, ahora en nombre propio y del ‘Comité justicia para nuestras hijas’.

El arte, otro aliado ante la injusticia: Paty Cervantes encontró en el arte una forma de exponer el caso de su hija y mitigar su aflicción, así junto a la organización civil Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), los actores Gael García Bernal y Diego Luna, y el músico y productor inglés Peter Gabriel bajo su organización ‘Witness’, surgió el documental ‘Doble injusticia: feminicidio y tortura en Ciudad Juárez y Chihuahua’ (2005), sobre el caso de Neyra Azucena Cervantes y sus familiares acusados falsamente, siendo presentado ante “instancias nacionales y extranjeras, incluyendo a la Procuradora General de Justicia del Estado de Chihuahua”.

Así, para 2014, once años después de la desaparición de su hija, Paty presentó el libro de poemas ‘Neyra’ a manera de homenaje, de recuerdo y de no olvido.

“Aún tenemos esperanza y por eso hablamos. Contamos con dos elementos fundamentales para alcanzar nuestro propósito: el Amor y la Verdad”.

Y su historia, las historias, también quedó plasmada en el libro de investigación ‘Un día nos volveremos a ver’, de la politóloga Mariela Castro Flores, “hoy por la mañana recibí la noticia del fallecimiento de Paty Cervantes. La noticia me consternó porque era una mujer relativamente joven que, ciertamente tenía tiempo padeciendo complicaciones con su salud, había superado varias crisis y todo, para seguir en la lucha. Como madre de víctima de feminicidio su deterioro fue evidente y a pesar de ello se organizó con otras, exigió justicia sin cesar y confrontó fiscales e instituciones indolentes buscando al asesino de su hija, que nunca recibió real justicia”.

Paty Cervantes solo recibió de manos de las autoridades un pantalón beige de gabardina, una blusa negra, un par de tenis gris y un anillo y con ellos la fuerza para exigir justicia ya que, hasta la fecha no hay certeza de que los restos correspondan a los de su hija.

En aquella fatídica fecha el Nombre de Neyra Azucena y su brutal final se sumaron los de muchas otras y hoy en día muchas más.

Los servicios funerarios de Paty Cervantes se realizarán en la Funeraria Latinoamericana a partir de las 11 am de mañana domingo 24 de agosto. Punto, hasta aquí.

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